sábado, 9 de abril de 2011

BOSTON

    De repente, se despierta, en un día de primavera, un día cualquiera, uno más y como todos los demás. Los primeros rayos de sol entran por su ventana y se apagan en su rostro. Se estira, abre los ojos, se levanta de la cama, se mira al espejo, baja las escaleras, pero las sube antes de llegar al final, no, hoy no tiene hambre, no quiere desayunar. Vuelve a su cuarto, se vuelve a mirar en el espejo, se toca suavemente el pelo, se pinta un poco los labios de rojo, de un rojo fuerte pero a la vez apagado y claro. La verdad ese pintalabios siempre la ha sentado bien y resaltaba el color de su pelo y hace aún más mágicos y misteriosos sus profundos ojos. No se maquilla más, deja sus pómulos al descubierto y sus ojos limpios. Entonces sale de casa, se pone sus cascos para escuchar música.
   Y no va a ninguna parte, va sin rumbo. Mira arriba, sigue el sol que hace poco entraba por su ventana, mira fijamente mientras casi se ciega y se dice a sí misma ''En la luz del sol... ¿Hay alguien ahí?'' Pasa al lado de una señora mayor, cerca de convertirse en anciana, improvisadamente, esta le dice:

- Querida, pareces tan perdida. Ojos rojos y lágrimas derramadas, debiste haber cruzado el mundo...
Y ella, ella enojada responde:
- Tú no me conoces, ni si quiera te importa, y no te pasa lo que a mí...- Y sigue caminando sin rumbo, con los brazos cruzados, con el pelo al aire y su camiseta holgada también.

    De modo que, empieza a pensar, y piensa que ella también llegará algún día a ser como aquella señora. Que el tiempo pasa muy rápido y solo tiene una vida, y que no debería quedarse mirandola pasar en el banquillo, como si su vida fuera un partido de fútbol y ella estuviera esperando a que la tocara, sentada en el banquillo, mientras los demás juegan y algunos pierden y otros ganan, y corren, y se caen y se levantan y siguen persiguiendo el balón.-Bonita metáfora, piensa- Y empieza a correr, mientras sigue sonando esa canción, sigue corriendo, y corre, y corre, y llega a la playa, sin apenas darse cuenta ya es tarde, son las 9 y el sol se ha ido, parece que va a llover. Y sigue corriendo por la playa para llegar hasta el agua, ¿qué importa quien la vea? No hay nadie. Y sigue corriendo, y corre, y de repente tropieza y cae, cae en la arena. Su reproductor de música se separa de ella y se oye la música a lo lejos ''Boston...'', pero a la vez se escucha el sonido del mar, cómo rompen las olas y como llegan y se van.

    Y se echa a llorar, así, tumbada en la arena, con la misma postura con la que ha caído. Empieza a pensar... ''creo que iré a Boston..., que empezaré una vida nueva, comenzaré de nuevo, desde cero, donde nadie sabe mi nombre. Saldré de California, estoy cansada del tiempo, conseguiré un amor, y volaré a otro lugar. Creo que ya estoy cansada, que necesito una nueva ciudad, para dejar todo esto atrás, creo que necesito un amanecer, estoy cansada del atardecer... Boston, nadie sabe mi nombre.''

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